Economía

Escaparates tóxicos

La industria de la moda rápida se viste de abusos laborales y daños al medio ambiente

21/11/2023 - 9:27 pm

La moda rápida, se refiere a los grandes volúmenes de ropa producidos por esta industria en función de las tendencias y ha sido evidenciada por la contaminación que causa y las malas condiciones laborales que enfrentan, principalmente, las trabajadoras.

Ciudad de México, 21 de noviembre (SinEmbargo).– Detrás de cada colección de ropa promocionada por empresas transnacionales que producen toneladas de estos productos se encuentran historias de explotación laboral y afectaciones al medio ambiente en distintos países del mundo.

Ante este panorama, organizaciones y personas expertas en diseño llaman a consumidores y consumidoras a repensar sus hábitos, así como su relación con la moda, y a productores, apostar por economías circulares para reducir la contaminación.

La industria de la moda elabora y promociona decenas de colecciones al año, este modelo de producción de ropa fabricada a gran velocidad y a bajo costo se conoce como moda rápida (el término en inglés fast fashion también se ha popularizado).

A través de este sistema, las empresas inventan una necesidad de innovación e incitan a las personas a sustituir su vestuario de manera acelerada, explicó El Poder del Consumidor.

En México se promocionan marcas que han logrado instalar este ritmo, como la española Zara, Pull&Bear, Forever 21, Massimo Dutti, Stradivarius, Bershka y de manera digital también lo hace Shein.

La industria de la moda elabora y promociona decenas de colecciones al año. Foto: SinEmbargo.

“[Las empresas] están produciendo más a un bajo costo, entonces buscan que la producción sea mucho más económica, por lo tanto existe una explotación. No puede ser que una prenda cueste lo que cuesta un café si empezamos a entender el proceso que [toma la elaboración] de un algodón, cómo se va a convertir en hilo y después ese hilo en tela, y después esa tela en prenda y después esa prenda distribuirla en un punto de venta y comunicarlo. Todo eso tiene un costo, pero una prenda está costando 90 o 120 pesos aún cuando se fabricó en diferentes lados. Entonces alguien está pagando en el mundo la parte de esos costos”, expuso Cynthia Gómez Ramírez, coordinadora de las licenciaturas en Diseño Textil y Diseño de Indumentaria y moda de la Universidad Iberoamericana, durante el programa “En Defensa del Consumidor”de SinEmbargo.

Datos recopilados por la organización Greenpeace muestran que quienes fabrican las prendas de fast fashion suelen trabajar de 14 a 16 horas diarias. La producción de esta ropa se realiza en países que, ante la falta de legislaciones, permiten condiciones laborales precarias al sur de Asia como Bangladesh, India, Camboya, Indonesia, Malasia, y China.

Gómez Ramírez recordó que las personas empleadas en la industria de la confección son en su mayoría mujeres, madres solteras que aceptan esas condiciones porque necesitan mantener a sus familias.

“Tienen largas jornadas de trabajo en condiciones paupérrimas, no tienen suficiente luz para poder coser, no tienen a  áreas que sean higiénicas. Hablamos de una explotación laboral fuerte”.

Sólo el año pasado el documental Untold: Inside The Shein Machine de la periodista Iman Amrani, publicado por la cadena británica Channel 4, expuso las deplorables condiciones en que laboran maquiladoras de la empresa asiática Shein.

Pese a que Untold: Inside The Shein Machine no se encuentra disponible en todas las regiones, el periódico español El País destacó que en éste se puede apreciar una escena en la que se muestra cómo varias mujeres se lavan el cabello durante su horario de comida puesto a que su jornada laboral, de hasta 18 horas, no les permite realizar tareas ni actividades básicas afuera de la fábrica.

A ello se suma el daño ambiental que provoca la industria de la moda rápida, pues su producción en un modelo lineal: tomar, usar y desechar. Las industrian utiliza y contaminan grandes cantidades de agua, contaminan el suelo y el aire con químicos tóxicos.

Greenpeace ha alertado que la industria textil ocupa alrededor de 98 millones de toneladas al año de recursos no renovables y aproximadamente 93 mil millones de metros cúbicos de agua para producir ropa.

Datos recopilados por la organización Greenpeace muestran que quienes fabrican las prendas de fast fashion suelen trabajar de 14 a 16 horas diarias. Foto: SinEmbargo.

Además, la ropa que no se compra termina por generar basura y más contaminación, un ejemplo es el desierto de Atacama en Chile, a donde llega desde Europa ropa que no se vendió y se produjo por la industria de la moda rápida.

“Al hablar de producción masiva por supuesto que tienes montañas y montañas de ropa que ni siquiera se usó porque las fábricas y las grandes comercializadoras o marcas de repente tienen productos que están con la etiqueta puesta porque no gustaron, porque salieron mal confeccionados y entonces qué hacen, normalmente los queman o los tiran o los mandan a otros países y se vuelve basura”, dijo la especialista en diseño textil Cynthia Gómez, y destacó la importancia de cuestionar desde la academia la fabricación de la ropa.

“Pensemos desde la academia cómo educamos a nuestros diseñadores que generen estas propuestas circulares y piensen desde el inicio en el desecho de la prenda para que se genere toda esta parte de economía circular”, agregó.

Cynthia Gómez también recomendó a las y los consumidores realizar comprar más conscientes al preguntarse, por ejemplo, qué tanto tiempo utilizarán cierta prenda y priorizar la calidad más que el precio; de igual forma, la investigadora destacó iniciativas como promover el uso de ropa de segunda mano.

“Todo suma, como el que aprendamos a reparar nuestra ropa. Antes la ropa pasaba de generación en generación y las abuelitas y las mamás te enseñaban a zurcir porque la ropa que pasaba de primo grande pasaba hasta el primo chiquo y nada más iban cociéndole y la ropa tenía una larga vida porque tenía un valor hasta sentimental, por el textil, por la ropa por todo lo que implicaba. Seamos mucho más conscientes cuando compramos, no compremos por un impulso que se vuelve como comprar un helado”, dijo en el programa que se transmite cada martes en el canal de YouTube Estudio B.

Montserrat Antúnez
Periodista. Comprometida con comunicar temas sobre acceso a la justicia y derechos humanos. Trabaja por un periodismo con perspectiva de género y que respete la dignidad de las personas.
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